miércoles, 26 de mayo de 2010

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The Big Bang Theory (3x23) The Lunar Excitation: Calentones lunares

Sheldon: Debería haber traído un paraguas
Leonard: ¿Para qué? No va a llover.
Sheldon: Ya lo sé, pero con una piel tan sensible como la mía la quemadura lunar es una posibilidad real.
Howard: Eso es un ‘bazinga’, ¿no?
Sheldon: Uno de mis mejores, ¿no crees?
Howard se ríe falsa y bazinga-mente.

Con The Lunar Excitation se cierra la tercera temporada de “The Big Bang Theory” y pese a no terminar de manera redonda sí consigue abrir nuevas vías de escape para el  próximo curso. Cierto es que nos encontramos ante una serie de seres raros y extraterrestres, que entran de lleno en el término ‘nerd’ y que aquí dominan prácticamente al resto de especies. Son lo amos de este universo creado por Chuck Lorre y Bill Prady y almibarado y especiado por diálogos ágiles, trasmutaciones teórica-práctica-científicas y personajes que antes eran secundarios y ahora son centros interplanetarios. Todo amoldado y reventado parcialmente a favor del formato.

La constante domina la ecuación y una de ellas es el ‘amor’. Le tocó a Leonard, también a Howard y Raj acabó zambulléndose en el rol sexual (y físico) de una eminente doctora hace pocos episodios. ¿Y que ha pasado con Sheldon? Prácticamente nada porque él mismo es ateo y asexual hasta la médula. Imaginarse una secuencia romántica y sexual entraría en un episodio de “En los límites de la realidad”. Aunque, ¿no entró The Big Bang Theory en nuestras vidas para poner un dulce cuántico sobre nuestras sosas y lineales vidas, con tendencia logarítmica, hacía la sitcom tradicional?



Es cierto que habitualmente las series tienden hacia la homogeneización de sus personajes y respetando el Efecto Pigmalión que desea la audiencia: ‘¡Que se mueran los feos!’ o que se hagan guapos. Habitualmente (por no decir en el 99,99999% de los casos) los feos o nerds ocupaban puestos secundarios en las clasificaciones de cualquier serie. Freaks, palurdos, raritos o nerds era el escaparte de bromas de cara a los televidentes. Algunos consiguieron tomar el liderazgo. Véase la aparición de Steve Urkel en “Cosas de casa” y su doble transformación: por un lado pasó de mero secundario de un único episodio a personaje principal y absoluto protagonista y por otro fue ‘homogéneo’ con las tendencias americanas de belleza. Adiós gafas de pasta gruesa y pinta de empollón. Bienvenido, álter ego, Stefan Urquelle.

La transformación del patito feo en cisne para embellecer audiencias y, sí digámoslo, pillar cacho ha sido el leitmotiv de multitud de series y clínicas de belleza. Desde “Yo soy Betty, la fea” hasta “Ana y los 7” (sí, Ana Obregón se operó diecisiete veces durante los cuatro años que duró la serie pese a que pocos lo notaron) el canon de belleza era pasar por el retoque y el quirófano.


Lo que separa, aparte de un billón de cosas más, al Dr. Cooper de Urkel es simplemente el giro habitual en cualquier personaje es el amor, la pretendida tensión sexual o la irresistible atracción. Y ahí Sheldon es pura negación y posiblemente no le veamos caer en las garras ni ir detrás de la entrepierna de una Laura ‘Penny’ Winslow cualquiera. Pero ese concepto ‘negador’ se traslada a la propia serie. Penny, como muchos secundarios, son minoría sesuda e intelectual en una serie de nerds locos por el friquiso y trekkismo. Y es ahí donde entra el concepto de este episodio: el de la homogeneización.


Penny tiene cita y ‘fiesta sorpresa’ con un tal Zack. Tan varonil y machote como estúpido y encima diseña los menús de Cheesecake Factory. «¿Ves?, este si que es el hombre adecuado para Penny.», le dice Sheldon a Leonard. Efectivamente entraría en el canon del novio habitual e ‘idiota insensible’ de la aspirante a actriz pero la homogenización funciona a la inversa. Penny se da cuenta que a partir de ahora todas estas relaciones con su anterior prototipo de hombre están condenadas al absoluto fracaso. Ahora ella está un paso por delante, a nivel intelectual, de cualquier ser que piense que se puede destruir la Luna con un láser científico. «Te has cargado mi capacidad de tolerar a los idiotas.» le dice a Leonard borracha antes de practicar sexo salvaje con él. Leonard es rechazado a la mañana siguiente por una Penny que reniega de lo sucedido y recurre a Leslie Winkle, para poner en práctica lo del ‘sexo recreacional’, pero recibe un portazo como respuesta. Pese a invertir el papel de Penny y llegar borracho a pedirle ‘sexo irracional’ recibe un nuevo cierre de puertas como contestación a su pretensión. Están condenados a entenderse, sí, pero de momento el sexo débil en las relaciones sexuales sigue siendo aquel que lleva colgando algo en la entrepierna.


Raj y Howard, por otro lado, tienen que actuar como pareja (la madre de Leonard estaría feliz) porque realmente ambos no llegan actualmente a medio personaje. Ciertamente y esta vez Raj aporta mucho más porque, aparte de tener más líneas de diálogo y jugar con ‘whores’ y ‘horses’, su personaje tiene el destino de una cita en un calcetín. ¿Será un farol? Ni Sheldon se puede arriesgar y tiene que acceder a ir a conocer a su ‘media naranja’ encontrada en una página de internet de citas por Howard y Raj.


Ella sabíamos quién era porque nos lo habían filtrado un mes y medio antes. Mayim ‘Blossom’ Bialik era la candidata a ser Amy Fowler, la primera cita de Sheldon. No esperen un cameo de más de minuto y medio. Este el coitus más breve, con cuatro frases y futuras secuelas explosivas de la serie. «Estoy aquí porque mi madre y yo acordamos que tendría por lo menos una cita al año». Más claro imposible. Y antes de ese «Dios santo, ¿qué hemos hecho?» de un incrédulo Howard aparece una línea de díalogo simple y efectiva para demostrar que la doble homogeneización es simple y llanamente, hablando en jerga, pura y dura hegemonización.


Amy: Deberías saber que todo tipo de contacto físico hasta e incluyendo el coito están descartados.
Sheldon: ¿Puedo invitarte a una bebida?
Amy: Agua tibia, por favor.



“The Lunar Excitation” no es un episodio redondo ya que le falta algún sketch o frase reque-te-memorable para enmarcar pero es de los pocos (por no decir el único) de esta temporada que funciona relegando a Sheldon a una trama secundaria con escasa presencia, como ese nuevo personaje que veremos seguramente de nuevo llamado Amy Fowler, pero con impacto pre-mayor. 

Adiós tercer e irregular curso de The Big Bang Theory. ¿Serás bienvenido a este blog en septiembre?

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