domingo, 23 de mayo de 2010

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LA X

Hablemos en fastforward (pero no de FlashForward): ¿Qué estará haciendo usted dentro de un año? Me explico: ¿Se celebrará algo como ‘un primer aniversario’? Se preguntará aquello de… hace un año fue el fin…
CUT TO:
Ahora hablemos en flashback y volvamos hacía atrás o lo que es lo mismo a nuestro efímero presente. ¿Qué hará esta noche? ¿Asistirá a alguna de las múltiples celebraciones a lo largo y ancho del país? ¿Será una celebración privada? ¿Madrugará por primera vez en su vida? Se preguntará, entre sueños, aquello de… cómo será el fin…
DISSOLVE TO:


LA (X) incertidumbre conduce únicamente al la desesperación. Que se lo digan a los protagonistas de una de las mejores parodia-amenaza-terroristas surgidas al rebufo del final de Lost. «No nos decepciones. Somos muchos, muy friquis y el no tener novia nos permite tener mucho tiempo libre para arruinar sus vidas.» También les amenazan con quitarles sus iPhones y en los subtítulos americanos se traduce friquis como ‘marichalares’. ¿Tendrá algo que ver con Jaime de Marichalar




La coña está servida, desde luego. Pese a estar deficientemente doblado y ser dos folios impresos con el logo de Dharma pegados en una fondo negro el video-amenaza funciona. Lo hace porque es gracioso y parodia la moda de la amenaza hollywoodiense; muy en la onda de esas amenazas de muerte vertidas sobre Ron Howard y Tom Hanks por el sector más talibán-católico al ver la crucifixión de sus creencias en ¡la ficción!

Los friquis no tienen novia y disponen de tiempo libre para idear, perpetrar y ejecutar cualquier atroz crimen contra la familia de los responsables de sus disgustos. Es cierto que matar por un ideal entra en territorio terrorista y, por lo tanto, absolutamente tabú.
Otra cosa diferente es ejecutar públicamente al guionista de Winnie de Pooh por no dar suficientes frases de peso a Piglet. ¿No sería el acto de vileza friqui más infame de la historia?


Hablemos en flashback: esto es una regresión a mis tiempos de mi primer curso de instituto cuando se produjo el primer spoiler de mi vida. Una alumna poco aventajada y fan de los 2137 episodios de “Santa Barbara”, y digámoslo claramente una auténtica hija-de-puta, nos filtró sin nuestro consentimiento uno de los giros más importantes de “Twin Peaks” que no era otro sobre la identidad del asesino de Laura Palmer. Tenía la información porque un familiar vivía en territorio americano y en aquel entonces las redes, filtraciones y conexiones con el exterior era similares a las de la Segunda Guerra Mundial. Prácticamente inexistentes. Sin internet y sin NADA que nos hiciera perder la virginidad frente al penetrador spoiler.

Recuerdo también que antes te esperaban a la salida del videoclub no para atracarte sino para preguntarte cómo habías pasado una determinada pantalla de un videojuego de la MegaDrive. En fin, los tiempos cambian, y la democratización y expansión de la información en forma de redes cibernéticas nos hacen cada vez más similares a hormigas o abejas.


La Generación Lost dudo que llegue a esos niveles de inconformismo de la Generación X pero tiene cierto revestimiento con vocación de ver series en versión original y tener peso y pose friqui. Es, en definitiva, una evolución a tiempos de cultismo mediático.

Lost hace veinte años hubiera revolucionado cualquier molde pero precisamente es hija de formatos de los ochenta y noventa. Es la prolongación de todas las series en una misma. Series que nos han encandilado pese a su cutrez innata y guardamos en un sacralizado baúl.
A día de hoy se han filtrado varios finales: uno muy currado sobre un montaje con imágenes de esta temporada texturizado en formato screener, un con PRIVATE COPY PROPERTY y un cameo de ¡Chuck Norris! que hace pensar en uno de esos ‘tres finales alternativos’ y éste es, obviamente, para quedarse hasta con el apuntador. El otro se trata de que todo es un sueño de Vincent (sí, el perro Vincent) y cuando se levanta se da una hostia monumental contra la pared. En fin, así ha sido “Lost”. Un virus mediático que se ha propagado para red como si fuéramos integrantes de una gran colmena llamada Planeta Tierra, que ha ido en flashback a ese fragmento que había quedado oculto y enterrado en nuestro corazón de una generación perdida. La pregunta es, ¿qué haremos dentro de un año? “Fringe” podría ser la respuesta…


Hablemos en presente: resultaría completamente injusto calificar una serie por un episodio y más si es el último. Otra cosa sería gritar a la humanidad y universo friqui que Lostfue aquella serie que nació para epatar (y nos maravilló rellenando nuestro universo friqui-pop-cultural contemporáneo) y finalmente acabó defraudando. Digamos, simplemente, que todos sabíamos desde el más profundo corazón (de la fuerza) que al final nos defraudaría pero sería hipócrita tachar la serie, por todos los valiosos momentos que nos ha proporcionado, con una X. Con LA X. De momento y con la presunción de inocencia en la  mano, quedémonos  con la X quinielística.


Hablemos en flashforward:[Nota del autor: ya sé que LA X es por lo del aeropuerto de Los Ángeles pero queda bien, ¿no?]

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