lunes, 27 de septiembre de 2010

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Dexter (5x01) My bad: Descompuesto y sin novia

¿Cuál es la esperanza de vida para un asesino en serie en la pequeña pantalla? No más de una temporada y como mero secundario estrella hasta que llegó Dexter Morgan a nuestras vidas. “Dexter” reafirma la serie dramática policial desde otro tipo de entrañas y espectros. Ríos de sangre sobre la moralidad y una doble vida. ¿Se puede ser marido, padre, analista de patrones de sangre y asesino en serie? ¿Se puede ser humano después de un homicida  mate a tu mujer y traumatice a tu precoz hijo de por vida? ¿Se puede ser Dexter Morgan en una futurible sexta temporada? De momento nos quedamos con el inicio arrebatador y psicológico de esta quinta… aunque espero que el reciente viudo, padre de tres niños, analista de patrones de sangre y de otras cosas y, por supuesto, asesino en serie no se convierta en un nuevo Dr. House. Que se acabe bien y pronto. ¡No quiero ver las aventuras psicópatas de Dexter en el geriátrico! Espera, que voy a ver si llego con mi andador a meterte la jeringuilla por el cuello... Comenzamos por “My bad”... primer episodio de la esperadísima quinta temporada de una serie que merece la pena destripar, trocear y, por supuesto, disfrutar.

Dexter al borde del precipicio. Culpable. Absolutamente culpable de la muerte de Rita. “Fui yo” es lo que suelta Dexter ¡al primer policía que llega a la escena del crimen! como índice clamoroso de una culpabilidad manifiesta. Estadísticamente el 90% de las mujeres en Miami fueron asesinadas por sus maridos… y la frialdad del Sr. Morgan va a generar, con la ayuda de Joey Quinn, una nueva línea argumental para esta temporada. Beso de su mujer con el vecino, puñetazo en la cara de Elliot y sospechosa muerte posterior de Rita. Las piezas encajan de manera incierta y sería irónico que Dexter fuese condenado por un crimen que no ha cometido. Veremos los pasos de esta trama…  sobre todo con un FBI que va a seguir sus sigilosos pasos muy de cerca. 

Juntos en la sangre...
Lo que no genera duda es que Dexter se siente culpable porque pudo acabar con el asesino de la Trinidad (o Trinity pero sin pechos, cuero y gafas de sol) con facilidad cuando tuvo ocasión. Claro, si lo hubiese hecho no tendríamos una notable cuarta temporada… Ahora, sus pasos parecen borrosos ya que Astor le echa en cara que si no hubiese aparecido en sus vidas… su madre seguirá viva. Claro, si no lo hubiese hecho no tendríamos ¡SERIE! Aunque, ¿estamos al cien por cien seguros de que Arthur Mitchell es el asesino de Rita? De una cosa sí estamos convencidos: ¡Qué mal sale la sangre de un cuarto de baño! Bueno, un minuto en una secuencia de montaje… aunque en “My bad” es la única concesión a la elipsis que se permiten sus guionistas. Lo normal en el género es pasar del homicidio al funeral. Elipsis y punto. Otro punto es que una escena del crimen (y casa de tu hermano y difunta cuñada) se convierta en picadero con un compañero de trabajo... En fin.

Adiós a la candidez.
Aquí interesa de sobremanera el día a día, la hora a la hora y el minuto a minuto de un personaje que está derrumbado pero sigue de pie e impasible. Esa dicotomía es tan latente que a Dexter, por primera vez y en serio, se le pasa por mente la idea del suicidio social... que no suicidio biológico. No hay elipsis en ese camino y por medio queda numeroso papeleo, preparar un funeral y, sobre todo, dar la noticia a quienes menos se lo esperan.

Como siempre y fiel al manual del buen guionista los momentos dramático-telefilmeros son retocados con gracia y estilo. Eso es que la brutal noticia que tiene que dar a Cody y Astor sobre la muerte de su madre... ¡con los abuelos delante! es reconducida bajo el influjo de un gorro de Mickey Mouse… que deja, más si cabe, la contradicción pura y dura de Dexter sobre… su cabeza.  

¡Como encontré a vuestra madre!
Otro momento es el paso por la funeraria de Dexter aka Michael C. Hall aka David Fischer. No sé si ese momento de “My bad” es un claro homenaje a “A dos metros bajo tierra” con varios lugares comunes. El mundo es un  pañuelo y entre tissue y tissue queda un cara a cara con la muerte y la vida pasada y perdida. Un nuevo encontronazo frente a un espejo distorsionado del oscuro pasajero que habita en Dexter.  Es momento de recordar y rendir homenaje a Rita.

Frío como el hielo y cara a cara con su pasado...
Ha sido el personaje más criticado por un sector por su candidez y bondad. Odiada por su dulzura y una de las muertes más deseadas por una parte del público. ¡Villanos! Nadie recuerda que Rita ha sido brutalmente maltratada por la vida y que su coraza para hacer de su vida un punto agradable fue precisamente ser (o creerse) la princesa de un cuento de hadas.  Dexter era su príncipe azul y el flechazo fue desde el primer instante.

Posiblemente ese toque ‘rosa’ del episodio con la primera cita de ambos sea apagado definitivamente por las auténticas intenciones del mismo: Dexter, fiel a su personaje, utiliza a Rita y su encuentro como escudo para cometer un crimen. Hay mentiras , excusas y fuga. Abandono habitual pero siempre una sonrisa.  Posiblemente Dexter sea consciente de que esa doble vida le ha convertido en un ser ausente incluso cuando estaba presente. 

Queda tiempo para una llamada, mientras Dexter se deshace del cuerpo en su bote, y que ambos conecten en una secuencia de contraplanos y contrastes. Azúcar y luz por el lado de Rita y oscuridad y muerte rodeando a Dexter. Ese desaparecido personaje funcionaba como oposición y luz de un oscuro pasajero que no podía desaparecer pero sí ser acallado o engañado. Ahora Dexter confiesa a pie de ataúd la gran mascarada que ha sido su vida juntos y el monstruo que le había ocultado.  

Despedida y honestidad
Desaparecer de las vidas de los seres a los que ama para evitar seguir hacerles daño. La huida: traje, herramientas y trofeos que le conecten al pasado.  Buscar una madre en una hermana y desaparecer. Ahora queda tiempo para que Dexter sea más salvaje y espontáneo. Su reverso tenebroso saldrá en momentos y lugares nada predecibles y tendrá que improvisar con nuevas armas  asesinas. ¿Un nuevo Dexter? Es contradictorio ver como con la incorporación de mayor humanidad al personaje éste pierde sofisticación plástica por el asesinato en serie y la recreación. Es momento de soltar la ira y superar el conflicto del personaje. Harry, su otra voz interior, deja de estar ausente para reaparecer en esa explosión ‘humana’ repleta de ira y dolor del protagonista. Juego de espejos incluido por supuesto... porque Harry reaparece como un reflejo en un espejo quebrado. Nueva anotación versátil del manual del buen guionista. 

Reaparición e imagen sesgada
Con todo resuelto por parte de Dexter y reencontrado su nuevo yo y objetivo:  ‘ellos no están mejor sin ti y tú no estás mejor sin ellos’; aparece de nuevo para despedir y merecerse estar allí. Con la única persona que le ha hecho sentirse humano por fin.
“My bad” parece ejercer de carta de amor y despedida de alguien que ha empezado amar demasiado tarde. Descanse en paz... aunque las numerosas incógnitas venideras empezarán a salir de sus ataúdes en breve. Bienvenido de nuevo al mundo de los vivos, Dexter Morgan.

Por fin, el amor

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