sábado, 24 de diciembre de 2011

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Juego de Tronos: El Sol sale por el este de Poniente y se pone por el oeste de la HBO



El 24 de diciembre es un momento perfecto para recordar una serie, “Juego de Tronos”, que demuestra que nuestras broncas y reconciliaciones familiares de la cena de Nochebuena son simples minucias. El Invierno vuelve... pronto...

Las series de ficción que quieren perdurar en la actualidad se escriben a Fuego y Sangre, con el aliento del dragón, la fiereza del rugido de un león y la agilidad de un lobo hambriento dispuestos a atraparnos en sus fauces. Sí, estábamos hambrientos de una adaptación de George R.R. Martin y de su inconclusa a día de hoy “Canción de Hielo y Fuego. ¡Abran camino al Rey! Los Lisiados, Bastardos y Cosas Rotas esperan. Siete Reinos, numerosos personajes para nada secundarios, localizaciones distantes y un trono por poseer. “Game of Thrones” nos enseña personajes sibilinos, cegados por el valor y capaces de asesinar con lengua y sin espada afilada que valga. Lobos y Leones, Enanos, Bastardos e Hija del Dragón.

La serie, como adaptación, se resume en una secuencia de alto contenido sexual en el prostíbulo de Petyr Baelish, más conocido como Meñique, en el que dos prostitutas simulan todo tipos de posiciones y posturas para representar un trabajo entre uno de sus clientes jugando ambas con sus respectivos roles. Mientras practican sexo oral y se sodomizan Meñique se desnuda pero no para unirse a la fiesta erótica y lasciva sino para desnudarse ante el espectador. Habla de su pasado y del amor que profesa a una mujer, de sus aspiraciones, de sus debilidades y sus metas. Habla de poder y de un Trono sobre el que orbitan el resto de poderosos y ambiciosos protagonistas mientras observa impasible la secuencia de simulación y actuación (y seguramente sin ninguna erección salvo pensar en ‘follarse’ a sus enemigos en el otro sentido traicionero de la palabra). Todo trata de un interior y una actuación, de fingir y no mostrar nada de lo que uno pretende realmente. Ese es el Juego de Tronos en el que uno puede Ganar o Morir, en el uno puede Perder o Perecer. Posiblemente una secuencia que nos presenta definitivamente a uno de los secundarios protagonistas sea la que mejor funcione como adaptación a la pantalla que cada vez se hace más grande. Y es ahí donde la violencia y alto contenido sexual emerge con nueva simbiosis visual en el terreno de la representación televisiva: un gran teatro guiñolesco con tendencia a lo excesivo como arrebato frente a la competencia cada vez más mojigata y censurada a tijera de la gran pantalla.

EL Invierno y el Infierno son (para) los Demás

A la HBO le faltaba esta serie… Porque tenía el talento por saturación de épocas, creadores y genialidad en series que han marcado escuela de religiosidad. Pero pese a tanto gozo y orgasmos que había provocado le quedaba una serie. El material de George R. R. Martin se ha convertido por méritos propios en el indicado para conseguir copiosas temporadas en un territorio poco explorado. Me temo que el deseo real de la HBO es tener su particular Trono de la Comic-Con por encima de  “Heroes”, “Lost” o “Battlestar Galactica” .  El Invierno se acerca peligrosamente… para la competencia, claro.

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