domingo, 28 de octubre de 2012

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Hunted (1x04) Kismet: Secretos pendientes

Llegamos a la medianoche de “Hunted”: “Kismet”, cuarto capítulo de los ocho que compondrán esta primera temporada, marca revelaciones de aquello que está por venir. No es que la serie de la BBC sea la ficción de espionaje definitiva ni tampoco es perfecta. Mucho menos notable… Otra cuestión es si su entretenimiento es efectivo y si Melissa George da la talla. Precisamente ahí la serie de los creadores de “Spooks” ha acertado sobradamente. El éxito de audiencia que está teniendo “Hunted” en Reino Unido puede dar forma a ese proyecto que pretendía Frank Spotnitz, trasladando el thriller por diferentes capitales europeas con cada nueva temporada. En estos tiempos de novedades tambaleantes y fallidas hay que apostar por el entretenimiento y “Kismet” confirma que estamos ante una interesante serie a tener en cuenta.

El pasado de Sam Hunter sigue en la recámara y bastante frío. Esos flashbacks impactantes y recurrentes se repiten sin ninguna novedad. Se entiende que su madre estaría vinculada con Hourglass… El aniversario de la muerte de la madre del pequeño Edward Turner, con visita al cementerio incluida, despertará los sentimientos enterrados de ambos. También los de Stephen, que no ha aceptado todavía la pérdida de su mujer… Pero también aparece una nueva variable en la ecuación: Lewis Conroy, socio del patriarca de los Turner. Sam sigue con una bicicleta de noche, a un ritmo que no llegaría Lance Armstrong dopado hasta trancas, a Turner para descubrir un asesinato de Vincent Cage, un profesor de economía que amenaza con ir a la policía en lugar de ayudarle a conseguir los 30 millones que necesita para su oferta. Lewis ve a Sam a través de la ventana, pero ésta huye gracias a la aparición de Aidan. Jack Turner sospecha de Sam pero su ayudante Bingham no encuentra la prueba del delito. ¿Lo hará Lewis, que invita a Sam a cenar en su casa esa misma noche?

La misteriosa mujer de enfrente
Hourglass es la clave. Tanto Deacon como Rupert Keel saben, por eliminación, que Aidan es el topo… pero a Keel le interesa más el porqué que el cómo. Decide invitar a Natalie del MI6 para ofrecerle trabajo a cambio de revelarle quién es el espía-espía que ha colocado el gobierno en Byzantium. Natalie lo niega y declina la oferta. Aidan descubre el cuarto oculto de Sam y toda su paranoia por conocer la verdad que remite a una palabra: Hourglass. En cierta medida el frío espía también quiere revelar quién le traicionó. Está expuesto y necesita hallar la verdad para recuperar la confianza de Sam y tal vez de Byzantium. Una analista de la misteriosa compañía le facilita información sobre Hourglass: se trata de un asunto que procede de la Guerra Fría. Los rusos estaban espiando a un agente del MI6, llamado George Ballard, que es el jefe de Natalie y al que conocimos al cierre de Hourglass, archivando la documentación en el apartado homónimo para el MI6. Ballard es un personaje discreto y un auténtico profesional del espionaje. Se tiene constancia de que guardaba documentación durante décadas hasta que en 2004 pasó algo… Fue transferido a Londres y los rusos dejaron de espiarlo. ¿Por qué?


El acercamiento de Ian Fowkes a Dave Ryder, el socio de Turner, ha dado sus frutos… y también ha divisado el maletín que, como el Guadiana, aparece y desaparece. ¿Por qué, entonces, sigue sin ser reconocido por el rastreador que colocó Zoe Morgan? De Zoe, por cierto, conocemos algo más de su vida y amores: mantiene un amorío con un paralítico mientras que Deacon reza por Hasan… aunque le cayera fatal. Vamos a descubrir por qué Jack Turner es tan rico: creó junto con Lewis un programa llamado Kismet que reaccionaba a las noticias y accidentes para ayudar a los inversores. Jack ha provocado todo tipo de desastres para hacer fortunas y es obvio que algo va a ocurrir esa misma noche, ya que el plazo para conseguir los 30 millones se expira en apenas horas. Fowkes hace trabajos para el ayudante de Ryder, Gary: primero endosan la prueba del crimen a un chulo para que lo descubra la policía a la que soborna Turner y, después, Gary prepara el sabotaje para volar por los aires un edificio de Concert & Co. Sam seda a Lewis, que la reconoció la pasada noche… aunque Sam negase todo y sedujera a su víctima como medida de choque. Con Lewis dormido, Sam y Edan unen piezas en la empresa de Lewis Conroy. Sam llega a tiempo para fingir que estuvo con Lewis y que tenía coartada, mientras que Edan llega demasiado tarde a Concert & Co justo cuando vuela por la aires. Sí, fumar mata. Para completar el cliffhanger, Sam es asaltada por el asesino a sueldo de las jeringuillas que se había hecho pasar por el doctor especialista en contaminación de agua. Con una aguja a punto de entrar en el globo ocular de Sam se acaba “Kismet”. ¿Qué ocurrirá? Inteligentemente en el avance del próximo capítulo no vemos ninguna imagen de Sam…

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