lunes, 3 de diciembre de 2012

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The Walking Dead (3x08) Made to Suffer: Hecho para sufrir

Llegó “Made to Suffer”, octavo capítulo de la tercera temporada de “The Walking Dead”, para marcar ese punto y parte por el 2012. Esta nueva entrega ha mostrado por fin una solidez narrativa inaudita anterior reinventando las reglas del propio cómic de Robert Kirkman. Desde que Glen Mazzara tomará el mando tras el abandono-despido-o-lo-que-sea de Frank Darabont, la serie golpeó muy fuerte en los televisores de todo el mundo. AMC tiene una serie de calidad, inaudita e impensable por su violencia, sangre y vísceras en la televisión actual, con capacidad de generar un público fan y que ven millones de televidentes a lo largo y ancho del planeta. Perdón, sufridores... Defínanlo como un gran virus, como ese evento capaz de hacer un calendario de bikinis zombi o ese generador de infinito merchandising y juegos soñados por cualquier productor. Es momento de repasar “Made to Suffer”, primer broche dorado final de la mejor temporada de “The Walking Dead” hasta el momento.

Comenzamos fuerte con un cambio de rumbo con proyección de futuro. Vamos a ser testigos de los intentos de supervivencia de un nuevo grupo encabezado por Tyreese (Chad Coleman de “The Wire”), su hermana pequeña Sasha y el resto de grupo: un clan familiar compuesto por Ben, Allen y Donna. Los gritos alertan a Tyreese de que algo no va bien y tiene que abrirse paso a través de una horda de caminantes hambrientos. Donna es mordida y el grupo tiene que decidir qué hacer. Si dejan a Donna será despedazada viva… así que, pese a saber que se convertirá en caminante, deciden meterse en un edificio en ruinas… que resulta ser la parte posterior de la cárcel…

En Woodbury Andrea y el Gobernador formalizan su relación. Andrea no sabe que su nuevo novio es un pedazo-hijo-de-puta que tiene una habitación secreta con su ‘hija’ Penny (aunque los fans saben que es su sobrina). Observamos que el Gobernador quiere aplicar la música como terapia de conversión… en plan el experimento de Milton… aunque no funciona y el villano empieza a frustrarse con el incorregible comportamiento carnívoro de la infanta.


Glenn y Maggie tendrán que sobrevivir gracias al cuerpo del caminante ‘muerto’ con el que el asiático realiza virguerías con su brazo. En una de esas secuencias asquerosas, propias de la serie, le construye a su novia un fragmento de hueso para utilizar como arma. Si le hubieran añadido el ‘Así hablo Zaratustra’ de Richard Strauss a lo “2001: Una odisea del espacio” reconozco que habría llorado… y todo… Pero nos centramos en el rescate a lo Carpenter de Rick y los suyos. Michonne va a lo suyo pero les ayuda a entrar por el punto por el que accedieron ellas… mientras que el Gobernador plantea a Merle su plan para liquidar a Rick y dejar que los caminantes entren dentro. No quiere encerrar a los habitantes a los que gobierna y considera el actual refugio como el indicado. Una mentira al aire libre… Realmente vamos a ver una alegoría del poder y su corrupción interna mientras que el pueblo es engañado, amansado y guiado como ovejas con mentiras y falsos culpables. Obviamente Glenn y Maggie deben ser apartados para que Andrea no sea consciente de su presencia. Aunque Merle negocia la vida de su hermano Daryl e incluso el Gobernador planea que su brazo derecho sea un agente doble, el asiático y su novia conocerán el ‘Pozo de los Gritos’. ¿Qué será? Bueno, podemos entenderlo… ¿no?

Merle va a recoger a Glenn y Maggie para conducirles a su fin pero ambos han planeado su escape. Maggie apuñala a uno de los hombres mientras que Merle consigue reducir a Glenn… aunque se da cuenta que es la chica quién le apunta a la cabeza. No obstante, llegan más hombres y se hacen con la situación. Glenn y Maggie va a ser ejecutados y se despiden… pero Rick y una granada de humo hacen acto de presencia para rescatarles. Comienza una batalla y el tiroteo no cesa. El Gobernador manda a los residentes de Woodbury a sus casas mientras que Andrea quiere ayudar… Glenn informa al grupo que Merle trabaja con el Gobernador (impresionante momento redneck cuando Daryl piensa que es el jefe del cotarro) y Daryl quiere hablar con él. Rick le indica que le necesita para el regreso mientras que Michonne se mete en el apartamento del Gobernador para darle una afilada bienvenida…


El grupo de Rick va a tener que escapar gracias a las granadas de humo. Complemento y recurso de guión perfecto para dejar ‘cegada’ a Andrea y que vea únicamente a Oscar con el traje de convicto. Al Gobernador, que encuentra a su novia haciendo lo que no tenía que hacer, le viene de perlas: «Son convictos (y terroristas)». Rick tendrá que enfrentarse a sus fantasmas y que Shane tenga su peculiar cameo espectral. Aturdido temporalmente comprueba que Oscar ha sido alcanzado por el fuego enemigo y yace muerto. Rick se dará cuenta, al enfrentarse a sus demonios, que Shane es en realidad uno de los habitantes de Woodbury… ¿Conseguirá escapar el grupo en tanto caos y humo?

Que Axel está más salido que el pico de una mesa podemos entenderlo. También que piense que Carol era lesbiana… aunque lo que importa aquí es que ambos harán guardia y dejarán a Carl a cargo para que el grupo escuche gritos provenientes de las tumbas. Hershel se opone pero Carl hace lo que haría su padre e investiga. Encuentra al grupo de Tyreese en plena batalla con los caminantes en la sala del generador. Carl les salva y les indica que les sigan si quieren seguir vivos. Carl les lleva a la sala común de la cárcel e insiste en rematar a la ya muerta Donna antes de su conversión. Tyreese le hace ver que ellos mismos cuidan de los suyos. Cuando el nuevo afroamericano de la serie va a rematarla se da cuenta que Carl les ha encerrado y Sasha se indigna. Aunque Beth cree que deberían salvarles, Carl le explica que ya lo ha hecho. Tyreese calma a su hermana: es lo mejor que han tenido en las últimas semanas… Vamos, lentejas. Con la muerte de Oscar y la llegada de Tyreese aparecen de nuevo las sombras del cupo de afroamericanos-machos-alfa en la serie. Apareció Oscar, murió T-Dog… Apreció Tyreese, murió Oscar…


La serie es capaz de mutar sobre géneros definidos como el de acción y jugar sus bazas. Realmente vimos ya en la pasada temporada que el mayor juego lo dan los propios e imprevisibles humanos frente a los predecibles caminantes. Como indica Maggie: «Todo este tiempo, escapando de los caminantes… olvidas lo que hace la gente… Lo que siempre han hecho». Así, Michonne en el apartamento del Gobernador descubrirá su habitación secreta y piensa que Penny es una niña a la que el Gobernador mantiene presa… No sabemos si es que el Gobernador la asea correctamente o el olfato de la afroamericana con tanto tiempo sufriendo el ‘abierto’ sobaquillo de sus ‘novios’ le falla. Aquí, desde luego, huele a muerto. Michonne, al darse cuenta de que Penny es una caminante, decide liquidarla… pero es interrumpida por el Gobernador que suplica el perdón e incluso tira su arma de fuego al suelo para parar lo que considera una ejecución. Michonne liquida espectacularmente a Penny y la batalla final comienza repleta de furia entre ambos. Los acuarios se rompen y las cabezas ruedan (en el sentido literal)… Cuando parece que todo está perdido, Michonne se hace con un trozo de cristal de los acuarios para apuñalar al Gobernador en el ojo brutalmente. Michonne va a completar su venganza con su katana… pero entra Andrea en juego apuntando a la que fue su amiga y salvadora. Ojo por ojo (también en el sentido literal). Michonne huye mientras socorre al Gobernador que llora la pérdida de su Toc-Toc Penny, Toc-Toc Penny, Toc-Toc Penny… Andrea sigue ciega… pero no llora. Tenemos ya al Gobernador con parche y a una Andrea que cuestiona todo lo que ha visto… aunque siga ciega por obra y gracia de los guionistas. Con la llegada de Michonne llega uno de los giros para marcar este primer broche dorado final a una temporada por fin redonda. Michonne se une al grupo pero Rick amenaza con matarla. Michonne juega sus cartas: con la muerte de Oscar y la captura de Daryl… ahora el ayudante del sheriff necesita su afilado y letal brazo más que nunca para rescatar a su mano derecha y regresar a prisión.


El discurso final del Gobernador podría ser el mismo de George W. Bush antes de invadir Irak. El líder de Woodbury acusa a Merle de alta traición (por mentirle sobre Michonne aunque se guarda obviamente ese detalle para sus perturbados interiores) y nos da la sorpresa final tanto a nosotros como Andrea. Daryl es arrastrado al improvisado tribunal carpenteriano popular lleno de odio para que la (inexistente) conspiración quede en evidencia. La multitud grita por la muerte de ambos mientras que Andrea podrá comenzar a atar piezas… y el Gobernador suelta: «Querías a tu hermano. Ahora lo tienes…». ¿Podrán esperar nuestros sufridos corazones hasta febrero de 2013? ¿O los productores y guionistas piensan que ya estamos hechos para sufrir? 


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