domingo, 30 de junio de 2013

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Wilfred (3x03) Suspicion: Sospecha

La sospecha es una pesada armadura cuyo peso impide más de lo que protege.
Robert Burns

En su primera temporada nos dieron los 13 siguientes pasos:

Primer episodio, “Happiness”, felicidad, segundo “Trust”, confianza, tercero “Fear”, temor, cuarto “Acceptance”, aceptación, quinto “Respect”, respeto, sexto “Conscience”, conciencia, séptimo “Pride”, orgullo, octavo “Anger”, ira, noveno “Compassion”, compasión, décimo “Isolation”, aislamiento, undécimo “Doubt”, duda, duodécimo “Sacrifice”, sacrificio y decimotercero y último “Identity”, identidad.

En su segunda temporada nos dieron otros nuevos

Primer episodio “Progress”, progreso, segundo “Letting Go”, dejarlo estar, tercero “Dignity”, dignidad, cuarto “Guilt”, culpa, quinto “Now”, ahora, sexto “Crontol”, control, séptimo “Avoidance”, evasión, octavo “Truth”, verdad, noveno “Service”, servicio, décimo “Honesty”, honestidad, undécimo “Questions”, preguntas, duodécimo “Resentment”, resentimiento y decimotercero y último “Secrets”, secretos.

Y, ahora, en su tercera temporada:

Primer episodio “Uncertainty”, incertidumbre, segundo “Comfort”, confort y tercero “Suspicion”, sospecha

La emisión de capítulos a pares no está ayudando a la tercera temporada “Wilfred”. Su audiencia se ha disipado y es normal que suenen los redobles de la cancelación. Por otro lado estamos ante una serie barata y que tiene un halo de pelo y culto gracias a sus constantes delirios. En “Suspicion”, tercer capítulo de la tercera temporada de la comedia de FX, vamos a tener un nuevo enfrentamiento y revelación en la vida de Ryan Newman. Joffrey, el hijo de Kristen, sigue creciendo aunque a la madre soltera le preocupa si puede ser sobrepeso. Aquí ya se planta la semilla de la discordia al sacar el tema paternal y seguramente conflicto clave dentro del personaje. Kristen, además, ha conocido a un chico que parece perfecto: listo, guapo, de profesión doctor y al que se le dan genial los niños. Los chistes de “Wilfred” son sucios y depravados mencionando a pederastas o presidentes de los EEUU con semen por medio, aunque el trasfondo siempre es existencial y terapéutico para su protagonista. Ryan no quiere que su padre se convierta en el tutor legal de Joffrey y competirá con él teniendo que cuidar, por sorpresa, al pequeño mientras su hermana se va de cita con Michael (Barry Watson). ¿Lo conseguirá Ryan teniendo a Wilfred en pleno ataque de celos por la amistad de Joffrey con Oso?


Que el padre de Ryan es un modelo (exitoso, responsable y delgado…) contrasta con la auténtica naturaleza que conoce el que fue uno de los más rastreros y sibilinos abogados: es controlador y manipulador. Después de conocer parafilias con peluches e interiores repletos de hormigas y semen, Ryan sospechará de Michael y no se equivoca: Wilfred ha olido el aroma de las partes bajas de una mujer… Ryan se preocupa por su hermana y decisiones cuestionables pero los bloqueos y saboteos que hacen entre sí los hermanos parecen un recurso para no olvidarse entre sí o depender eternamente el uno del otro. Ryan, por sus sospechas, intentará hallar la verdad y protagonizará ciertos momentos políticamente incorrectos, llevando al pequeño Joffrey a un burdel clandestino después de que Wilfred fuerce el coche de Michael... para acceder a su GPS al ser ‘conducido’ allí porque el chucho que se bebió la leche materna de Kristen.


Que el subconsciente de Ryan se materializa en el Wilfred más manipulador es obvio pero, como siempre, le conduce a una catarsis con situaciones escandalosas previas. Aquí tendremos a Wilfred masticando como un chicle y haciendo ‘globos’ con un condón mientras la madama (Gina Gershon) le prohíbe utilizar al bebé, aunque no al perro, en la fantasía sexual bizarra que planea Ryan. La vuelta al hogar por parte de Kristen desata la esperada purificación: Ryan es un irresponsable (por no poner gorrito al bebé) y saca los trapos sucios de Michael para descubrir que es ginecólogo y realiza servicios sociales como voluntario con las prostitutas. Michael se siente incómodo por la investigación y abandona el barco produciendo la enésima crisis de hermanos, que será resuelta con un oso de peluche y una revelación: fue el padre de Ryan aquel que presentó a Michael a Kristen. Para Ryan todo encaja y llamará a su padre para echarle en cara su conspiración: sabía que investigaría a Michael arruinando todo y convirtiéndole en tutor legal de asunto por la irresponsabilidad habitual del joven. Pero aquí la paranoia sobrepone otro plan mayor y más rocambolesco: el padre de Ryan ‘simplemente’ quería volver a escuchar la voz de su hijo.

La gracia de “Wilfred” es que tiene un trasfondo serio y bastante dramático, paranoico e incluso psicológico utilizando la grosería, ruptura de tabús, chistes guarros y uso de drogas para crear una máscara de humor discutible. Suspicion” debería quedar precisamente como otro ejemplo de que la forma no debe, por sucia que sea, no debe empañar el fondo.

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