lunes, 28 de abril de 2014

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Mad Men (7x03) A Field Trip: ¿Todo el mundo odia a Don? ¿A Lou? ¿¡O a Betty!?

Una de las dudas de la última temporada de “Mad Men” era saber cómo Matthew Weiner iba a estructurar el arco argumental al quedar sus catorce capítulos divididos en dos años siguiendo lo ya realizado en la despedida deBreaking Bad. No es que AMC esté cosechando unos datos de audiencia tan espectaculares como aquellos que batieron récords para la cadena de cable con el adiós de Walter White. Para nada. La serie que protagoniza Jon Hamm nunca se ha caracterizado por tener una ‘cartera de clientes’ desmedida y simplemente su calidad, premios y reconocimientos le han servido para sobrevivir estas seis temporadas. Con esta primera parte y entrega reducida a siete capítulos, Weiner esta comprimiendo todo ese cosmos alrededor de sus personajes focalizado al destino de SC&P y del propio Don Draper para llegar a su homenaje final. Después de Time Zones” (7x01) y A Day's Work” (7x02), llega “A Field Trip”, tercer capítulo de su séptima y última temporada. Momento de repasarlo. 

La rúbrica de Weiner se está notando más que nunca en esta condensación que va ser culminante para el destino de Don Draper y marcar un esperado punto de giro. Don y Betty van a hacer tres viajes, dos para el protagonista y uno para su ex esposa. La salida campestre de la Sra. Francis con su hijo Bobby realmente va a consumar una máster class de Weiner sobre escritura de guión para desarrollar a ese personaje olvidado (y odiado), aunque en el caso de Don los dos episodios anteriores (ya hora viajes) van a servir para compensar todo aquello que presenciaremos en “A Field Trip”, que es mucho. Como si Don estableciera una comunión con la película que está viendo y con la que arranca el episodio, llegamos a ese juego en el que no sabemos si a veces los espectadores presencian su propia vida proyectada. La película se llama “Estudio de modelos (Model Shop)”, es del 69 y está dirigida por Jacques Demy. ¿Y el argumento? Un veinteañero arquitecto está desempleado porque no puede conseguir un trabajo que le ofrezca sus aspiraciones al ser realmente un novato en la profesión. Incapaz de comprometerse con su novia y a punto de perder todo (incluido el coche que vemos en el plano que se proyecta en el cine), empieza un romance con una francesa divorciada (y modelo pin-up) en Los Ángeles. Ese espejo queda ahí porque vamos a tener movimiento y turbulencias en ambas costas. El capítulo va a declinar de proseguir con el resto de personajes aunque si vamos a tener más Betty Francis pese a sus muchos detractores. Un número (desconozco si es amplio) no ve ningún sentido que la ex mujer de Don siga teniendo protagonismo en la serie después de su divorcio. A mí siempre me ha parecido una excusa de Matthew Weiner para tener tiempo de escritura dedicado a ese rol característico en televisión y cine de la época: la ama de casa prototipo de la familia norteamericana y de ese american-way-of-life que ha quedado congelado ya en una pantalla como mucho de todo aquello que contemplamos en la propia serie. Por ejemplo, me encanta el guiño de Betty fumando cerca de la ventana dentro del autobús escolar, por ejemplo, como esa intersección entre la época y el público actual que pudiera llevarse las manos a la cabeza. Tampoco hay en el drama otro personaje que ocupase dicha parcela y el cambio por Megan suponía un riesgo y avance mucho más cosmopolita, moderno y con un toque europeo (aunque venga de Canadá), que le sirvió de coartada para mirar a la televisión y los sueños de las aspirantes a actrices de finales de los 60… aunque sepamos que nos están narrando realmente el glamour de la derrota ya sea vital o profesional (o ambas).


No sé si creerme que una mujer como Megan haya perdido los papeles para que su agente llame a Don y le informe que su mujer interrumpió entre lágrimas el almuerzo de un director con Rod Serling para exigir otra audición. Que esa caricatura llamada Alan Silver le indique que Megan haya perdido su confianza y que necesita ayuda para relajarse sabemos de qué es sinónimo, pero Don en este viaje a Los Ángeles va a plasmar las sensaciones de anteriores capítulos y sobre todo las anotaciones de esa cita de San Valentín con su hija. ¿Por qué están separados cuando pudieran estar juntos? La carrera de Megan no despunta en Hollywood y tal vez esa ‘anécdota’ sea producto de su nerviosismo mientras que Don mantiene en secreto su ‘exilio laboral’ y sus intentos de volver a trabajar en la empresa. Ambos quieren cumplir sueños que, en realidad, les separan y les ponen mirando en direcciones y costas opuestas. Parece que Megan, tras el sexo y elipsis de rigor, se da cuenta de dicha situación… pero lo hace desde un punto egoísta cuando se entera de que la llamada de Silver produjo el viaje de su marido y éste le confiesa que no hay amantes y bebe mucho menos, simplemente que todo fue provocado por su salida en SC&P. Megan, que sospechaba algo, no soporta la idea de que él decidiera no estar con ella todo ese tiempo… ¿Preferiría a una amante? Don, al igual que Megan, quería perseguir su sueño de regresar a hacer lo que considera que ha marcado su (nueva) vida. De nuevo, el egoísmo de ambos. A este nuevo Don está claro que la sinceridad le va a causar problemas y prácticamente ese viaje de unión acaba en una práctica separación. Y con su regreso a Nueva York, Don ya no puede engañarse más a si mismo llamando a Dave Wooster para cenar con la gente de Wells Rich Greene y culminar el acuerdo en forma de sobre con una jugosa oferta. Digamos que en este punto el pícaro de Matthew Weiner necesita otra ‘película’ que forme un espejo para que Don tome una decisión. En la mesa donde cena con la gente de Wells Rich Greene aparece una mujer rubia que se hace llamar Emily Arnett y que sugiere que conoce a un Don algo desconcertado por el encuentro. Se ofrece a esperarle en su habitación y pudiéramos pensar que forma parte de la estratagema para ficharle de la gente de la empresa de publicidad… pero nuestra bombilla se enciende. Se parece demasiado a Caity Lotz a la que estamos viendo enArrow como Canario Negro y que apareció ya en “Mad Men” en la cuarta temporada como la sobrina de Anna Draper, Stephanie. No es ella sino Brandi Burkhardt pero los parecidos de ambas son demasiado risibles para no pensar en que Don está de nuevo delante de un espejo que le remite a Dick Whitman y, como siempre, la serie utilice el corte y la elipsis para dejarnos desconcertados con la decisión de los personajes. Da cierta sensación de que los creadores de “Mad Men” han formulado la serie sobre un anticlímax en su sexta temporada y que en season finale, como pasaba con Walter White, Don Draper está condenado a su redención. Vende más y es indudablemente mucho más potente de cara al seriéfilo y fan de la serie. De esta manera, Don se personará en otra habitación… que resulta ser la de Roger para informarle de la oferta Wells Rich Greene y éste le confirma que vuelva a SC&P. Conociendo al Sr. Sterling y sabiendo cómo empezaron (Roger se lo recuerda) algo malo nos tememos incluso más con la presentación de la novia hippie de Roger. ¿Otro reflejo más de ese Don Draper al que conocimos en la primera temporada? Don llamará a Megan para disculparse por mentir de nuevo e informarla que ha recuperado su trabajo y que puede pasar el resto de la semana con ella. Megan le recuerda que se comprometió a conseguir un trabajo en California y su mujer declina la idea de que vuelve a Los Ángeles por el momento. ¿Hemos acabado del todo? 


Aquella que pudiera estar acabada en el sentido de sus motivaciones vitales es Betty. La eterna niña incapaz de madurar. Su encuentro con Francine en una cafetería va a sembrar la semilla de la discordia. Digamos que para Betty su familia lo es todo, sus hijos son su recompensa y los triunfos de su esposo (Henry espera ser considerado por Nelson Rockefeller como Procurador General) son los suyos. Pero aquí surge el papel de la libertad de trabajar y aquello a lo que se enfrentará Betty cuando sus hijos crezcan. Ella realmente quiere (y necesita) crecer con ellos porque es incapaz de madurar, de avanzar. Llegamos al viaje de Betty que acompañará a su hijo a una excursión a la granja en un día perfecto en apariencia pero que queda torcido por un simple sándwich. Es difícil entender a un personaje como Betty y que un simple tentempié desencadene que ese día idílico con su hijo se transforme en uno de los peores (y al mismo tiempo más dulces) que a Bobby le ha tocado vivir. Simplemente la decisión de Bobby de cambiar la comida de su madre por golosinas provoca a Betty una de sus crisis existenciales y que se sienta rechazada y no querida por su hijo. Rabieta de niña pequeña. Evidentemente no estaba allí para ver cómo su hijo defendía su sitio de otro niño a capa y espada (bueno, no tanto) pero esas elipsis nos dejaron sin conocer a la tal Susie Rogers. ¿Celos? ¿A estas altura y de tu hijo? ¿O no soporta que la profesora de su hijo no lleve sujetador? Bobby desea a su padrastro que ojalá fuera ayer y Betty siente que sus hijos no la quieren aunque el resto del mundo opine lo contrario. 


El regreso de Don Draper a SC&P no va a ser fácil para nadie… ni siquiera para sí mismo porque vamos a tener otra de esas largas y geniales secuencias de la serie en la que los personajes se van enterando de que Don ha vuelto sin que nadie lo supiera. En realidad, solamente lo sabe Roger generando en la sala de conferencias un eterno deambular de situaciones que van a comprometer a todos los personajes. Antes Don dejó pasar el tiempo para llegar más tarde a la oficina en una secuencia de montaje que remarca su nerviosismo como si fuera su primer día. Allí no está Roger… pero sí un Lou al que saluda. Que los creativos le saluden o que Peggy siga indignada porque no presentaron ninguna de sus campañas a los premios Clio y sí esté nominado Ginsberg y lo pague con Don (aparte de tanto odio y rencor que le guarda), no deja de ser una novedad. Joan va a ser más diplomática y va a ser la encargada de saltar las alarmas. Lou, muy nervioso e igual de cabroncete que de costumbre, recordará a Jim Cutler que le contrataron por dos años y sugiere que llamen a seguridad. Roger llegará para que Don le pida una reunión con el resto de socios y que esté colocado es una estratagema de guión para luego ser el mayor apoyo de Mr. Draper. Los socios querían despedir a Don y digamos que su exilio fue un tiempo de cortesía para que buscara trabajo. Roger pondrá a cada uno en su sitio y realmente aquí yace todo el odio que ha acumulado Don a lo largo de las temporadas. Aunque Joan permanezca bastante diplomática no puede olvidar que Don perdió la cuenta de Jaguar por la que tuvo que prostituirse del mismo modo que Jim no perdona que destruyera la de Hershey con su cagada o Ted tuviera que se abofeteado por las frases brutales sobre su romance con Peggy. Roger realmente saca el tema que importa a todos: la pasta. La salida definitiva de Don conllevará que tendrá que darle su parte como socio y ahí Cutler y Harry pueden despedirse de su computadora o de ese futuro de ‘integrar los mercados locales y nacionales en un solo informe’. La otra razón, aparte de la económica, es que al finalizar el contrato de Don podrá irse a la competencia y de hecho ya tiene una oferta. Para Roger su amigo y socio es un genio y SC&P tendrán que enfrentarse a sus ideas. Don será convocado a la reunión y finalmente podrá volver pero con ciertas cláusulas un tanto draconianas para despedirle y que éste pierda su derecho como socio, reabsorbiendo la empresa su colaboración:
  • No le está permitido estar a solas con los clientes.
  • Tiene que ceñirse al guión en las reuniones y eso quiere decir que el guión será aquel que los socios presentes en la reunión actual aprueben.
  • Fuera de la hospitalidad del cliente no se beberá en la oficina.
  • Estará en la antigua oficina de Lane Pryce (D.E.P.) e informará a Lou.
¿Se hará realidad el MEME y Don trabajará al final para Peggy?

Digamos que esas condiciones eran anteriormente parte de los rasgos de su personalidad. Ahora, Don ha cambiado y quiere ser mejor e incluso honesto con sus seres queridos. Tal vez Megan se enamoró de otro seductor que como nos revela el póster de la pasada temporada iba a dividirse y viajar en paralelo. Es hora de avanzar pero también ser fiel a sí mismo, a lo mejor de sí mismo. En esta nueva dinámica y punto de giro estamos seguros de que “Mad Men” tiene suficientes tensiones internas para generar un compensado drama (con esos toques de comedia ácida y sofisticada) de oficinas porque aquí entendemos la decisión de los guionistas de que Lou Avery, ese hombre con pinta de anciano bonachón y un toque a James Stewart, sea un completo hijo de puta que no caiga bien a nadie… que esté por debajo de su cadena de mando, claro. Todo (o una gran parte) del mundo de SC&P odia también a Don Draper y ese «No puedo decir que te echamos de menos» de Peggy no se puede trasladar a la audiencia. Celebremos la vuelta y el inicio de la redención total del protagonista con música de Jimi Hendrix y ‘If 6 Was 9’. Celebremos el regreso del nuevo Don Draper que a este paso acaba trabajando, como ya dictaminó un MEME, para Peggy.

P.D.: Si algún día te vas de excursión con Betty, recuerda, ¡DOS SÁNDWICHES! ¡DOS! O dos toneladas... para que se vuelva a poner ceporra. Lo suyo es quejarse, ains.

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4 comentarios:

  1. Excelente capitulo, esa escena de Don petrificado, por los nervios de volver de nuevo al trabajo es magistral, para mi el mejor capitulo de esta temporada y probablemente uno de los mejores de la serie, lo de ayer fue algo grandioso.

    Todos teníamos la expectativa de que Don rechazara las clausulas, pero creo que él se tomara su reincorporación como un desafío personal para demostrarse a si mismo de que es capaz de volver a la cima bajo sus propias virtudes, es empezar de abajo nuevamente, Don es altamente estratégico y no creo que se deje humillar sin razón alguna.

    Así que los días de Lou están contados, su cara de terror al ver a Don fue impagable ajuajaa, Lou es el típico personaje que se crea con el fin de ser el odiado de la afición. Por lo demás no creo que Draper se redima para convertirse en una nueva persona, creo que él esta el búsqueda de justo equilibrio, no se trata de no tomar, se trata de tomar menos solamente, en ese sentido creo que Draper solo busca algo de paz y amor tanto en lo que hace como en la relación que tiene con los demás, si las anteriores temporadas eran sobre el exceso, pienso que esta séptima es sobre el equilibrio

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  2. Excelente review. Y a mi Betty nunca me ha sobrado en la serie, aunque cada vez esté más insatisfecha y su nuevo matrimonio no haya hecho que cambie nada en ella, su personaje si que está estancado y me gustaría que Weiner también le diera a ella una oportunidad de crecer o evolucionar para bien. Y como dices una de las cosas que mejor sabe hacer Mad men es devolvernos el reflejo de nosotros mismos, de lo que somos o del sentido de nuestras vidas con independencia de la época o país en el que nos haya tocado vivir.

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  3. Este capitulo es el mejor de la temporada y para mi mad men es una de las mejores series que he visto

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  4. ¡Buen review de la serie Mad Men, habrá que verlo!

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