martes, 4 de noviembre de 2014

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Homeland (4x06) From A to B and Back Again: Clímax, Bang!


Ha llegado el gran punto de giro y su nombre es “From A to B and Back Again”, sexto episodio de la cuarta temporada de “Homeland”. La serie de Showtime ha ido encontrando su nuevo camino, reformulando a Carrie Mathison, tanteando la posibilidad de prescindir de Brody pero buscando un reemplazo satisfactorio. El camino que nos ha dejado los cinco capítulos que abrieron esa nueva serie llegan a un ansiado y fundamental clímax que facilita una evidencia: “Homeland” quiere ser “Homeland” en toda su extensión, pero sorprendiendo al público con nuevos horizontes y perspectivas morales. Es momento de repasar “From A to B and Back Again”.

Carrie tiene que poner su operativa y plan en funcionamiento para que tengamos un espectacular capítulo que nos revela que “Homeland” puede ser puro entretenimiento y droga. Todavía. Y sin Brody. La mecánica ha cambiado y se siente que los anteriores cinco episodios han servido para estructurar tanto la serie como su reformulación. Solamente al arranque “From A to B and Back Again” vamos a tener cierto descanso y pausa; el resto es un ejercicio sobresaliente de tensión, suspense y giros locos de guión. El plan de Carrie pasa por cazar a Haissam Haqqani, nuevo y gran villano de la temporada entre otras muchas piezas. Sabemos que Aayan entra en la ecuación y Carrie está dispuesta a sacrificarlo. Recordemos, ella es la ‘drone queen’ y el resto de personajes como Quinn o Fara son esas bofetadas para voltear su completa amoralidad. Carrie entre amor —y esencia sexual de acurruco— da dinero y un pasaporte a ese joven (y ‘boy’) contradiciendo esa idea prefijada que teníamos todos de su engaño y utilización de Aayan. Quinn le va a recordar a esa ‘bitch’ amoral y sin sentimientos su caída libre y ésta declina de la ayuda del agente para ceder a Redmond el co-liderato de la operación. Aayan recoge de su dormitorio de la universidad algunas cosas, fotos de ese pasado que le fue arrebatado por la propia Carrie y esa conspiración de la que es partícipe su tío Haqqani. Aayan es un simple juguete, atrapado entre poderes y manipulado a tal fin. Sabemos, no obstante, que en “From A to B and Back Again” se va a romper. 


Ya en la universidad, Aayan se encontrará con Kiran e incluso surge alguna línea argumental que le enfrenta entre sus amores y posibilidades. Aayan se queda con Carrie y la diferencia entre el ‘amor’ y ‘la conozco poco’ va a estrecharse a unos niveles de asfixia para ese joven repleto de sueños, que quería apartarse de todo y fue arrastrado a la nada. Aayan será consciente de que alguien le sigue y tendrá que ocultarse aunque entendemos de qué va el plan de Carrie y de sus intenciones. Nos dejamos engañar… mientras sentimos atracciones por esas dos tramas que van a explotar en paralelo durante el desenlace. La primera viene originada por las noticias que llegan a Quinn sobre que Ghazi nunca aterrizó en Sudáfrica y que Saul está en paradero desconocido. La segunda es el enfrentamiento entre Fara y Carrie sobre el destino de Aayan y su implicación (y desconocimiento) en la operación. La lucha de gatas hace a ambas sacar las garras ya que se recuerdan sus aciertos y errores. Recordemos que Fara no pudo reclutarlo al fingir ser una periodista en la universidad y Carrie tuvo que corregir dicho fracaso… pese a ser Fara determinante para hallar su vinculación con Haqqani y la revelación de que seguía con vida. Fara recogerá en bolsas de basura todo el material personal de la casa franca donde Carrie y Aayan mantuvieron su idilio. No está sola porque Dennis Boyd va a consolidarse como un personaje determinante en este episodio. La rata actúa ya movida por la venganza contra su esposa, la embajadora Martha Boyd, y quiere demostrar que no es un ‘loser’ sino un espía que va a facilitar a Tasneem Qureshi una información sobre Aayan —sin contar con la información de la bipolaridad de Carrie— y su vinculación la CIA primordial para los sucesos que van generar un gran clímax junto a la revelación final que ya conocíamos: Saul está en manos de Haqqani. 


Esas dos líneas va a desmigajándose mientras seguimos las aventuras de Aayan. Carrie finge un ataque de los servicios secretos paquistaníes a la casa franca para hacer huir al muchacho y que vea como ésta es introducida en una furgoneta. Sabemos que ese puñetazo no es casualidad ya que Carrie es constantemente abofeteada en el sentido metafórico con los contundentes argumentos morales de sus compañeros. Ahora, hemos llegado a un plano físico. El pasaporte de Aayan tiene un detector y el seguimiento ha comenzado. Carrie cree el que el autobús que ha cogido su ‘amante y recurso’ le llevará a los campos de entrenamiento de Haqqani. Cuando tenga a tiro a su objetivo, apretará el gatillo de su dron sacrificando ese ‘amor’ y su propia moralidad. El camino de Aayan no va a ser fácil y algún encuentro va a marcar el suspense. Sabemos que toda esa aventura entre los paisajes y descansos placenteros de Aayan es una huida… pero con un final imprevisible. Y es que el joven será escoltado hacia su tío y Haqqani le informará de que ha sido aquel que ha conducido un dron hasta ese lugar. Haqqani revela su carta para salir airoso y vivo del premeditado encuentro: Saul Berenson. El líder yihadista informa a Aayan que se trata del ex director de la CIA y amigo de esa supuesta amiga periodista. Aayan recibe un beso de su tío agradeciéndole las medicinas y, después, le pega un tiro en la cabeza para dejarnos impactados. A Carrie, todavía conmocionada, no le importa y quiere responder con un ataque aéreo. Está Saul pero a Carrie incluso le merece la pena realizar el sacrificio de otra de sus fichas. El fin justifica los medios. Perdón, el fin justifica sus medios. Serán Quinn y Redmond aquellos que contradigan y anulen su decisión, que la enfrenten sobre ese ser amoral y desquiciado en el que se ha convertido. Haqqani también ha preparado su huida para que no puedan seguirlos convenientemente. Carrie acaba en su oficina paseándose de un lado a otro y lanzando al suelo los objetos de su escritorio. Su amor por Aayan, en definitiva, fueron simples bolsas de basura. 

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