viernes, 1 de mayo de 2015

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Inside No. 9 (2x06) Séance Time: Scaredy Cam


Con “Séance Time”, sexto y último episodio de la segunda temporada de “Inside No. 9”, es hora de hacer un balance respecto a las nuevas aportaciones antológicas de Steve Pemberton y Reece Shearsmith. Con una obra maestra como The 12 Days of Christine” (2x02) todo está más que justificado aunque dentro de ese completo mosaico para elegir hemos tenido de todo. Puede que The Trial of Elizabeth Gadge” (2x03) sea la más floja de todas aportaciones, pero Pemberton y Shearsmith siempre han tratado de generar el más variopinto y variado cosmos afín a sus intereses. Desde La Couchette” (2x01) hasta Cold Comfort” (2x04) o Nana's Party” (2x05), los creadores de la serie de BBC TWO han tratado de escarbar dentro del márgenes del suspense y comedia en los lugares más inesperados e inusuales. Tal y como sucedió en la despedida de la pasada temporada, vamos a adentrarnos en una mansión misteriosa con cobertura paranormal para sorprendernos con una vuelta de tuerca y retornar a esa condición tenebrosa. Repasemos “Séance Time”. 

Vayamos a la última puerta nº 9 de la temporada y sometámonos al reino espiritual gracias a la visita de Tina (Sophie McShera) a una médium llamada Madam Talbot (Alison Steadman), presentada por su peculiar asistente interpretado por Shearsmith. Hay algo que no espera Tina en esa visita al más allá y el ambiente trae a una peligrosa presencia en una introducción realmente aterradora. “Séance Time” se ciñe en su primer acto a los clichés y lugares comunes del género para revelarnos a un demonio enano azul y una sesión de espiritismo repleta de sobresaltos. Es hora de correr el telón y revelarnos que se trata de un show de cámara oculta por un antiguamente conocido presentador que trata de labrarse una nueva carrera… y todo tiene que salir perfecto. Aunque, ¿va a poder conseguirlo con un nuevo invitado (Pemberton) como objeto de su broma y con otra venganza inesperada en la agenda?


“Séance Time” es un exorcismo de los propios demonios de los autores de “Inside No. 9”, tratando de hallar la broma perfecta y encontrar al mismo tiempo el terror (o suspense) que yace en los lugares menos frecuentes. Con los mecanismos del género expuestos, el capítulo encuentra sus mejores bazas en la llegada de un par de nuevos visitantes al lugar del engaño. Uno es el chiste personificado (Pemberton) revelando esa metáfora del propio show: desmontar, paso por paso, la articulación del suspense y terror para aflorar la comedia entre dichos resquicios. Pero el otro visitante es un espectro del pasado, ese conflicto enmascarado de un prólogo sobrenatural guiado por la venganza. Mientras que Pete (Pemberton) aparece para arruinar el espectáculo preparado por el personaje de Shearsmith (e incluso asesinar a ese demonio enano azul de un puñetazo), otro tipo de presencia es invocada allí para aterrorizar tanto al protagonista como a la propia audiencia. Donde las dan las toman.


Esa astuta y consecuente caída del telón para alzarlo de nuevo, nos lleva a otro tipo de cámara oculta, de ese reflejo del narcisismo y de la ironía que habita en el mundo de las comunicaciones y el reino de lo paranormal, en ese contraste de la actuación entre la comedia y el drama, entre mearse del miedo o de la risa. Tratar a la gente como mierda es parte de ese negocio pero la venganza siempre ha sido un leitmotiv habitual del show y esta vez va a llegar del lugar más (in)esperado. Pemberton y Shearsmith aprovechan también para buscar reflejos en esos actores que protagonizan “Séance Time”, donde tratan de convertir un espectáculo de cámara oculta en algo similar al Teatro Nacional. Lo aparentemente cutre se convierte en absoluto arte. En cierto modo, “Inside No. 9” siempre se ha basado en esa dicotomía de hacer reír o atormentar a la audiencia sobre prismas habitualmente trillados y estigmatizados por la espectadores. Se trata de que el talento convierta en maestría el tópico. Posiblemente el encuentro de ese bromista presentador con una de sus víctimas del pasado sea el inconsciente buscando. Muchas veces las bromas salen caras y las sonrisas conllevan incluso la burla de la sociedad y el suicidio de la víctima. Todo tiene dos caras y el bromista puede acabar siendo el gran objeto de la macabra burla. Recordemos, donde las dan las toman. Al fin y al cabo, todos formamos ya parte de esa gloriosa ‘Scaredy Cam’ llamada “Inside No. 9”.

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