lunes, 28 de diciembre de 2015

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Master of None: Maestro en nada

Serie de TV
“Master of None”
EEUU
2015

Sinopsis (Página Oficial):

El neoyorquino Dev afronta los desafíos de la madurez, como el primer trabajo importante, una relación seria, o pillar a agresores sexuales en el metro.

Crítica Bastarda:

Los más certeros e inspirados cómicos han utilizado la propia vida mundana como el más moldeable e idóneo material para formular todo tipo de sketches, monólogos y bromas para la posteridad. Se trata, por lo tanto, de establecer un punto en común y cercano a su audiencia para lanzar el anzuelo sobre lo cotidiano y atrapar la más preciada y divertida presa al otro lado. “Master of None” precisamente ha supuesto una de las revelaciones de la temporada televisiva y una de las mejores nuevas series para público y crítica siguiendo su aparente simple premisa amparada en la anterior regla. Es seguro que esa cercanía con los temas en los que se ve envuelto de manera habitual su protagonista nos remite a nuestra propia realidad, a elementos tan contiguos como manoseados y normalmente ya utilizados en el propio género y ficción. No se equivoquen, Aziz Ansari tiene suficiente talento para dar una vuelta de tuerca a muchos clichés y cuestiones vitales y su espectáculo da incluso la impresión de tomar el relevo de la excelencia en la comedia televisiva de (y para el) autor tras el hiato del Louie”. No obstante, son discursos distintos aunque complementarios. Louis C.K. siempre se ha centrado en la decadencia tras los 40, en esa autoconsciencia de su protagonista de orbitar alrededor del fracaso hasta la imposibilidad de evitar colapsar. Conviene recordar que la premiada y reputada ficción —que bebe constantemente de ese diálogo y comunicación entre el personaje y el autor— se engendró después del fiasco del comediante en HBO con “Lucky Louie”, posibilitando todo tipo de lecturas y conexiones dentro de ese espectro de la propia decadencia de todo ser humano en ese tránsito a un espacio que ya no permite opciones ni plasmar unos sueños que ya son pasado. La soledad parece enmarcar el camino tanto de Louie como de Dev pero éste todavía tiene una oportunidad de tratar de aferrarse a esas ilusiones y anhelos existenciales antes de que se acaben todas sus posibilidades. A Dev le queda tiempo para enamorarse, para pensar en una familia o incluso en casarse con aquella mujer que puede proporcionarle todo lo que necesita. No obstante, también surgen dudas para encajar en esos patrones que marca la propia vida, asfixiando unas aspiraciones que tampoco exterioriza ni mucho menos concreta su protagonista. ¿Qué quiere en realidad Dev? ¿Lo tiene claro o, por el contrario, desea encontrar aquello que todavía puede revelar en la existencia de otros?


El personaje que interpreta Aziz Ansari es un actor que consiguió cierta fama al protagonizar un exitoso anuncio. Quiere hacerse un camino en la profesión y los castings suelen ser el lugar en el que puede nadar como pez en el agua hasta hallar la vía de entrar en el reparto de una serie de televisión o formar parte de un largometraje… si es que ciertas situaciones surreales se lo permiten. Dev se da cuenta de que su futuro es un mar de niebla y comienza a explorar todo tipo de posibilidades gracias a su familia, amigos y conocidos. Y es que cuando uno no domina nada, trata de lanzar sus tentáculos hacia todo tipo de perspectivas y lecciones vitales. Ansari, como todo cómico, se centra en una mirada auto-paródica en esa primera generación de hijos de inmigrantes que decidieron poner su punto de mira en Estados Unidos para sumarse al sueño americano mientras que los tópicos televisivos, en lo que ‘indios’ se refiere, se amoldan al concepto. La vida, la muerte, la familia, los padres… todas esas líneas se van solapando en esa especie de decálogo que conforman los diez capítulos. “Master of None” traza todo tipo de aristas en ese dominio de la nada, tratando de entender todo. Pero los halagos de la serie creada por del propio Ansari y Alan Yang no son casualidad, ya que los temas que trata siempre ofrecen talento, calidad y, por supuesto, muchas carcajadas. Desde una infidelidad con una crítica gastronómica interpretada por Claire Danes hasta el rodaje de una superproducción de Hollywood o el proyecto de una serie claramente racista, el show de Netflix siempre recurre tanto a elementos generacionales como de la propia cultura pop para pulir y apuntalar sus ideas. De este modo, la comedia establece un orgánico triángulo entre la amistad, la sangre y todo tipo de compañías profesionales, sexuales y/o románticas, provocando satisfactorios giros de guión y vueltas de tuerca en sus personajes. Todo depende del punto de vista pero, al final, el amor acaba cubriendo el conjunto y la propia vida de las personas para evitar lidiar con la soledad. Dev no va a quedar exento de toparse con un romance gracias a Rachel (Noël Wells) y que los afortunados espectadores presenciemos un tramo final de su primera temporada completamente original, maduro y certero al respecto. “Nashville” (1x06), “Mañanas” (1x09) y “Final” (1x10) conforman una trilogía que define a la perfección toda evolución de una relación de pareja y, al mismo tiempo, posiciona a los protagonistas en ese conflicto existencial y fatídico, como si “Master of None” se amoldara finalmente a su caparazón de tragicomedia para diseccionar el mundo terrenal sobre el que vivimos; aquel feudo plagado de maestros en nada donde Dev —y por extensión Aziz Ansari— quiere ser el rey. 

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