sábado, 15 de abril de 2017

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Operación Gónada: «La nobleza es como las patatas. Lo mejor está bajo tierra».

“Operación Gónada”
Director: Daniel F. Amselem
España
2000

Sinopsis (Oficial):

España 1940, un ortopeda inventa unos suspensorios térmicos que se prueba Franco, quedando tan satisfecho, que el invento es seleccionado para ofrecérselo al ejército alemán a punto de invadir Rusia, como presente para unir a los dos pueblos. Enterados los ingleses, utilizan a un agente secreto en Madrid, una seductora cantante de tangos, para que en el viaje en tren a Hendaya, aprovechando el histórico encuentro entre Franco y Hitler, sabotee el invento.

Crítica Bastarda:

gónada

Del gr. γονή gonḗ 'generación' y el suf. -ας, -αδος -as, -ados.

1. f. Biol. Órgano formador de gametos masculinos o femeninos.

bodrio 

De brodio, y este del germ. *brod 'caldo'.

1. m. Caldo con algunas sobras de sopa, mendrugos, verduras y legumbres que de ordinario se daba a los pobres en las porterías de algunos conventos.
2. m. Guiso mal aderezado.
3. m. Sangre de cerdo mezclada con cebolla para embutir morcillas.
4. m. coloq. Cosa mal hecha, desordenada o de mal gusto. Esa película es un bodrio.

Entre la gónada humorística e histórica y el bodrio certificado, “Operación Gónada” es una de esas películas designadas por el mundo como una de las mayores defecaciones cinematográficas jamás concebidas. Considerada como uno de los 50 bodrios (más bodrios) del siglo XXI y la cuarta peor película del cine español, la cinta y ópera prima de Daniel F. Amselem tal vez no merezca tal odio indiscriminado y descalificación exagerada. Es cierto que, entre la crónica del ‘retraso’ de Franco y sus torpes intentos de escarbar en la historia para hallar una vía ficticia de entenderla, el humor brilla prácticamente por su ausencia y el tufo a caspa patria se esnifa por los cuatro costados. El director barcelonés no es que diera por concluida su carrera, pero el hecho incuestionable es que fue su único largometraje al convertirse en una oveja negra sin pastor ni padrino. ¿Le perdonó la industria (?) española ‘fracasar’ en su ópera prima con un presupuesto de 465 millones de pesetas? ¿Se puede considerar ‘fracaso’ un aluvión de malas críticas y encontrarse entre las 20 películas patrias que mejor funcionaron en taquilla en el 2000? Pensemos en “Operación Gónada” como un film de contradicciones, articulando una cinta histórica con actores principalmente cómicos surgidos de la caja tonta, en plena era televisiva de “Crónicas Marranas”, como Mariano Mariano, Juan y Medio, Javivi o Xavier Deltell. Aunque el propio director declarara que «sólo es una película de humor sano», el film fallaba en sus intentos de evitar la ridiculización o la caricatura en ese universo amparado en lo surrealista o lo absurdo. El problema es que la España franquista era infinitamente menos casposa que aquella que revelaba, por ejemplo, “Torrente, el brazo tonto de la ley” o la telebasura que campaba a sus anchas al comienzo del siglo XXI y que trataba de imponer sus fórmulas o sus personajes y humoristas en la cinematografía de la época. ¿O es que nadie se acuerda de esas execrables producciones apadrinadas por Estudios Telecinco como “Una chica entre un millón” o “Aquí, el que no corre... vuela”? ¿Y El Gran Marcianoo “FBI: Frikis buscan incordiar”?


En realidad, ese pasado que trata de explorar Daniel F. Amselem podría ser tan negro como berlanganiano y sofisticado. Pero, por el contrario, “Operación Gónada” despedaza de manera desesperada sus posibilidades al ceder al anacronismo con, por ejemplo, esas líneas del personaje que interpreta Mariano Mariano, vía voz en off, que se añadieron en la postproducción quedando como una variación de la pista de comentarios del equipo en un DVD. Aunque se nota el trabajo de producción en el proyecto, la sensación final es que la caspa televisiva amontonada por las inenarrables actuaciones del reparto dejaba al film ante un estercolero afín al cine cutre castizo. De poder ser una revisión, made in Spain, de una de los Monty Python pasamos directamente a lidiar con un tema difícil de abordar en la cinematografía nacional. Tocar a Franco o introducirse en la postguerra nunca ha dejado indiferente a nadie y los intentos de Daniel F. Amselem siempre fueron buscar el humor implícito en saber reírse de su propia historia sin caer en la banalización, quedando finalmente en el mismo lugar que ocupa su obra dentro del cine español. Y es que “Operación Gónada” es demasiado extravagante en esas incoherencias que venían marcadas de la lucha entre el productor y el director, pensando uno en rendimiento comercial —aprovechándose del éxito de “Torrente, el brazo tonto de la ley” y las spoof-movies de la época— y el otro en las posibilidades artísticas y creativas de imaginarse a Luis García Berlanga rodando un remake español de “Ser o no ser”. El resultado fue todo más un bodrio que una obra fallida pese a que su gracia y carisma viene determinado de ser un rara avis dentro de la cinematografía de la época. 


Vayamos a la crónica de un desastre anunciado desde su premisa. Los dictadores también merecen llevar calientes sus partes y el plan para acabar definitivamente con Hitler no era tenderle una sangrienta, fogosa y explosiva emboscada en un cine parisino sino reventarle (literalmente) las pelotas y calcinar su virilidad. Y es que unos suspensorios térmicos (del deseo) bien pudieran cambiar el curso Segunda Guerra Mundial en los planes de Hitler para su Operación Barbarroja. De este modo, se nos presenta al héroe de la historia y una extraña colección de personajes marcados por mutilaciones, disminuciones, incapacidades o ciertas depravaciones y perversiones. En ese museo de tullidos y ‘retrasos’, la alegoría que pretende plasmar Daniel F. Amselem es tan clara como disparatada, aunque el sentimiento final de muchos fue que realmente la película era tan poco divertida y mediocre para que la platea declarara públicamente su amor por “Crónicas marranas”, como si la propia cinta fuera un bastardo y fallido spin-off sin ninguna clase de poder para reivindicar su independencia y valía. ¿Es que todo lo que toca la telebasura se queda en telebasura? ¿O qué hubiera pasado si Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez hubieran protagonizado “Tesis” de Alejandro Amenábar? Al fin y al cabo, el propio director no captó las indirectas de sus propios diálogos. «La nobleza es como las patatas. Lo mejor está bajo tierra», nos decía uno de los personajes que claramente advertían al autor que contar con el antónimo de lo noble en su reparto iba a poner contrariamente sus aspiraciones bajo tierra.

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