domingo, 24 de diciembre de 2017

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Saving Christmas: La peor película (navideña) de la historia

“Saving Christmas”
Director: Darren Doane
EEUU
2014

Sinopsis (Página Oficial):

Asistiendo a la fiesta anual de Navidad de su hermana, Kirk Cameron descubre que no hay nada peor que estar cerca de un ‘¡Scrooge!’. Pero Kirk no dejará que la versión negativa de su cuñado afecte a su espíritu navideño. Únete a Kirk y zambúllete de cabeza en la alegría, la celebración, el banquete, la imaginación y las tradiciones que glorifican a Jesús como la verdadera ‘razón de la estación’. Protagonizada por Kirk Cameron y su hermana en la vida real Bridgette Ridenour, “Saving Christmas” es una película cautivadora que ofrece a su familia una base bíblica para nuestras tradiciones y celebraciones consagradas desde hace mucho tiempo, ¡incluyendo árboles de Navidad, San Nicolás y la Natividad!

Crítica Bastarda:

Son palabras mayores hablar de la que fue considerada durante un tiempo la peor película de la historia según los votantes de Imdb y que conforma la gloriosa terna de cintas con un 0% de puntuación en Rotten Tomatoes. Actualmente ocupa la segunda posición en el listado de la popular base de datos aunque, tal hecho, no logra quitar el pasado de un largometraje que ganó —por méritos propios— la medalla de oro en las peores producciones de 2014 para público y crítica y 4 Premios Razzie. ¿El universo se excedió y se ensañó con el filme de Darren Doane o tiene merecida esas numerosas etiquetas que cubren un árbol de Navidad llamado bodrio? Sea como fuera, Kirk Cameron responsabilizó a los ‘haters’ y a los ateos de esa campaña de odio contra la que fue (y sigue siendo) considerada como la “The Room” de las cintas navideñas. Aunque la película no fuera un fracaso comercial, “Saving Christmas” se labró su hueco en la historia con una propuesta cuyo metraje de apenas 80 minutos se transforman en 80 días en los círculos del infierno de Dante. La idea es utilizar una premisa sencilla para revelar a las personas que detestan la festividad, que según los creyentes glorifica el nacimiento de Jesús, que todo tiene un motivo de celebración. Todo podría tener un sentido si no fuera que la cinta parece una conferencia religiosa con una tonalidad cómica que ni hace gracia ni consigue su objetivo. ¿O cómo es posible justificar el materialismo y gula de las Navidades? En realidad, el bodrio de Darren Doane provoca un efecto contrario en la audiencia, que se convertirá en un Grinch que detestará hasta límites infinitos la superficialidad y pomposidad que reflejan la cinta que protagonizan Kirk Cameron, el propio director y la hermana de la iluminada estrella. 


No se trata de ser ateo o partícipe de cualquier clase de religión, ya que no existe hipocresía que los creyentes o no creyentes festejen aquello que se considera una fiesta nacional en sus respectivos países. ¿Acaso pretende acaparar la religión cristiana —y por extensión “Saving Christmas”— el sentimiento navideño de concordia entre los seres humanos? Precisamente el consumismo engendra que las ciudades y comercios se vistan de otro modo y traten de conciliar la saturación luminosa y ornamental con el sentido de deleitar a las masas y sacar de la depresión a todo Grinch o Señor Scrooge que se precie. Se trata de una tarea complicada con todo el hartazgo que representa aunque, sin embargo, el filme de Darren Doane no ayude en absoluto al usar la apropiación para sacar rédito a la festividad navideña. La idea del filme no es recrearse en esas contradicciones sino atacar a los cristianos fundamentalistas, que han urdido el discurso de que la celebración ha quedado ligada a tradiciones paganas. Por otra parte, existen personas que han acusado a la Navidad de un exceso de visible y risible materialismo. La película que protagoniza Cameron se convierte en un panfleto que trata de dar sentido bíblico a los árboles navideños y a la sábana santa a través de la manta que cubría a Jesús en su nacimiento. Incluso los cascanueces o San Nicolás —en modo Charles Bronson— facilitan un discurso similar a que te dejen un vaina debajo de tu cama para despertar ‘convertido’ en una nueva persona y creyente. Pero lo más hiriente en “Saving Christmas” es que no existe ninguna clase de arte ni noción cinematográfica. Todo se convierte en un pastiche sin ninguna clase de sentido del ridículo, que aburrirá a propios y extraños con un toque didáctico estúpido y una puesta en escena descuidada.


Otro de los inconvenientes del filme de Doane es que consigue un efecto contrario en los telespectadores. No sólo van a odiar (esta representación de) la Navidad de ahora en adelante —por relacionarla con este desastre fílmico— sino que “Saving Christmas” revela un sentido materialista vomitivo e inconsecuente con la propia palabra de Jesús. ¿Se habrán dado cuenta también los escritores que el paganismo antiguo precede precisamente al cristianismo? Con tales razonamientos estúpidos, como que Dios cristiano inventó el solsticio de invierno, darse a la bebida (como el chocolate caliente) puede ser la única salvación a semejante bodrio estúpido y tendencioso. Ni graciosa ni mucho menos certera, la película rellena sus pasajes con un sentido de lo previsible y gratuito, mientras que trata de vender la hipocresía de Kirk Cameron a golpe de número de baile hip hop y una celebración para el recuerdo en la historia del cine cutre universal. ¿Consistía en eso? ¿Y por qué la película se realizó para sacar beneficios económicos? ¿Dónde quedó aquello de que «no darás falso testimonio, ni mentirás»? ¿Significa lo anterior que irán al infierno todos los responsables de este bodrio? Sea como fuera, nada puede salvar de la condenación eterna a una cinta claramente condescendiente y mediocre con un tono infantil que dudo que ayude a la imagen del cristianismo (la manifestación del amor de Dios es el exceso rococó y la gula total a golpe de tarjeta de crédito) y que desvía la atención real de aquello que es, guste o no, la Navidad. O, lo que es lo mismo, una fiesta nacional que ha de ser celebrada —sin hipocresía ni doble moral que valga— como un ‘mashup’ cultural, pagano y religioso en el que se encumbre una oda al materialismo, consumismo, glotonería y, por supuesto, los buenos sentimientos y deseos. Y el narcisismo que se quede por los siglos de los siglos ligado a la peor película (navideña) de todos los tiempos. Sin acritud, Darren Doane y Kirk Cameron

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2 comentarios:

  1. The Room es una obra maestra al lado de esta porquería pretenciosa, no hay nada mas molesto que te digan como hay que vivir la vida.

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