lunes, 1 de enero de 2018

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¿Feliz [año que quiera marcar en su calendario] o lo de la Pedroche?


¿Vivimos atrapados en un bucle? ¿Estamos en una versión cutre de Matrix o en el Año de la Marmota? Hoy, uno de enero del [año que quiera marca en su calendario], tenemos los mismos chascarrillos, los mismos comentarios, los mismos dummies… Desde el pérfido «Día 1 de…» pasando por «Página 1 de…», los círculos del infierno de Dante ya reflejaban aquello que nos iba a tocar sufrir. Entre los tópicos de Nochevieja, temas alcohólicos aparte, volvió a emerger el Fantasma de las Navidades Pasadas para torturarnos con la capa de Ramón García y los mensajes de felicitación y memes hasta que se cayó WhatsApp… ante el envío masivo de fotos del negro del ‘pollón’ con guirnaldas en la punta de la cachiporra. Por supuesto, no podía faltar el vestido de Cristina Pedroche… ¿El Fin del Mundo está cerca o estamos atrapados dentro del mismo? Al filo del ‘trending topic’, la ganadora del Nobel de Literatura Vitalicio por su entrevista concedida a La Vanguardia, volvió a desatar reacciones —en modo rancio-cuñado— de toda aquella persona que tuviera cerca una red social para comunicarse con el mundo. El resultado no ha ido más lejos que añadir un nuevo ritual a las ancestrales tradiciones españolas del medievo —como disfrutar sádicamente de la tortura pública de animales—. Mi teoría, por el contrario, es que vivimos atrapados en una eterna repetición y el último ‘acicalado corporal’ de la Pedroche, que rememoraba una de sus primeras entregas, no hacía más que confirmar tal posibilidad. ¿Realmente sucedieron las Campanadas de la medianoche —entre 31 de diciembre al 1 de enero— o son obra de una realidad virtual o martirio eterno? 

Vayamos a la competencia. En TVE Anne Igartiburu y Ramón García confirmaban que nos encontrábamos en uno de los círculos exteriores del infierno. La capa diabólica del presentador era el preludio de un discurso en el que ambos deseaban que en 2018 se acabe con la violencia machista. Hasta aquí bien. El problema fue sacar el cadáver de Diana Quer para apuntalar tal alegato. Deberíamos preguntarnos el número de noticias falsas y mierda informativa con la que la cadena pública aderezó la desaparición de la joven. Por no mencionar el contenido machista de alguno de sus espacios… Con todo lo anterior, evidentemente, deberíamos hacer un juicio de valor respecto al mensaje de Igartiburu y García. Nadie está libre de pecado y, por tal motivo, ‘Mierdaset’ apostó por cinco rostros de “Sálvame” para completar el ritual que trajera al mundo a un dios primigenio para el exterminio inmediato de la civilización tal y como la conocemos. No voy a perder el tiempo recapitulando sus lágrimas de cocodrilo y demás execrable roña que rodea a tales personajes. Pensemos en una cadena que debería pasar por el ‘confesionario’ después de toda la porquería golpe de titular y aleteo de buitre, que desató en el caso de Diana Quer, por conseguir un puñado de espectadores. 


Mientas que en ‘La Secta’ Cristina Pardo e Iñaki López soltaban aquello de «¿Pero cómo voy a ser Pedroche, no ves que estoy vestida?», la autoproclamada diosa de la Nochevieja germinaba con un traje robado de “El cuento de la criada” para hacer un alegato feminista. «Me gustaría que fuera el año de la tolerancia cero contra la violencia de género. El año del fin de las violaciones y del acoso verbal o sexual. Que el año 2018 por fin quede claro que no es no y que nos queremos vivas. Y también que se acabe el juicio sobre nuestro cuerpo, no sólo duelen los golpes. Valemos muchísimo y merecemos todo el respeto». Es cierto que nadie le debe decir a nadie cómo ha de vestir. Y menos (una mujer) a otra mujer. Es también digno de admirar que, ahora, la Pedroche desee ser la abanderada del feminismo en la pequeña pantalla pero, sin embargo, su discurso quedó completamente en el desagüe cuando se ‘desnudó’ para lucir el modelo que toda España esperaba. ¿Qué sentido tenía hablar de juicios sobre el cuerpo de las mujeres si la Pedroche era un simple reclamo de la cadena para conseguir un mayor un número de espectadores y, por extensión, de anunciantes? ¿Se puede ser feminista dentro de un espacio y contexto en el que la mujer ha sido cosificada? ¿Si la propia Pedroche ha afirmado que «da igual lo que me ponga, será polémica», por qué no lució como una monja siberiana o el vestuario de las protagonistas de la premiada serie al servicio de Elisabeth Moss? ¿No era lo suyo cuestionar el sexismo/machismo de Atresmedia y, por extensión, de toda la sociedad? ¿Es acaso ‘superfeminista’ reclamar la libertad de ir vestida como a una le dé la real gana dentro de un argumento que, en realidad, ha sido impuesto por otras personas? Ciertamente, la contradicción no deja de remarcar ese bucle infinito de insultos, memes y chascarrillos alrededor de un vestido que se ha convertido en un macguffin al servicio del nuevo Año de la Marmota que nos toca por vivir. En resumidas cuentas, ¡feliz [año que quiera marca en su calendario]! Dicen que es el 2018 pero yo no me fiaría… en estos tiempos distópicos y de señoras nudistas por un puñado de fama y dinero que se hacen llamar feministas. 

CÓMO TUVO QUE IR VESTIDA CRISTINA PEDROCHE PARA REIVINDICAR SU DISCURSO FEMINISTA


CÓMO FUE EN REALIDAD VESTIDA CRISTINA PEDROCHE PARA REIVINDICAR SU DISCURSO FEMINISTA


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